¡Llévelo, llévelo!, ¡me regala una monedita!, ¡los chances los chances!, son algunos de los cantos que le dan música a la Avenida central, que sin duda alguna es el espejo de la sociedad costarricense.

Para el trabajo, el colegio, la universidad o de compras, todos hemos tenido que pasar en algún momento de nuestras vidas por la avenida central, y es que como no, si la avenida es el corazón de Costa Rica, corazón en el que transitan cientos de ticos al día.

La experiencia de ir a la avenida no siempre es agradable, nos pueden desde golpear con alguna bolsa, hasta robar el celular y ni hablar del olor  a…  pero porque ver lo malo, costumbre que tenemos los ticos de siempre fijarnos en los puntos negros que tiene la vida.

Entrar a la avenida central, es entrar en Costa Rica, entrar en la gente que anda en la calle tratando de ganarse la vida, es entrar en aquella gente que todos los días tiene que recorrer San José para poder ir a estudiar, es entrar en aquella gente que la avenida es su única salida.

Y es que la Avenida Central es el reflejo de Costa Rica, ir a la Avenida Central es encontrar un mosaico de la gente de tiquizia, del barrendero hasta el policía, del indigente hasta el presidente, todos pasan por la Avenida Central, y es el vivo ejemplo de un encuentro de culturas.

Desde cuesta moras hasta el mercado central, se siente la gente, se siente tiquizia, se siente la razón de los ticos de vivir la lucha tenaz de enfrentar la vida con trabajo y valentía, se siente el sudor de la frente de los que cada día se juegan la vida.

¡Así somos en tiquizia y esta nuestra Avenida!